A veces, aun en esta época buena, doy unos pasitos para atrás, no sé si por tomar impulso, por temor a ser (un poquito) feliz, o simplemente por las pequeñas subidas y bajadas que todos tenemos de cuando en cuando. Y al retroceder, aunque sean eso, dos-tres pasos, me asusto, me da miedo que lo que estoy construyendo no sea más que un castillo de cristal en el aire, y que se haga añicos.
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