Ojalá dos trenes que se encuentran, tercera puerta al paraíso. Bonito si lo piensas, ahora vívelo.
Solo nos faltó soñar. Una margarita que ya no me quiere y unos dedos que ya no buscan, cansados de no encontrar.
Era fácil intentarlo. Había tanto que ganar.
Ironías de la vida: dos pieles que riman pero que jamás van a sonar.
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