Me gusta cuando
me escuece la piel,
de ti.
Cuando me roza tu recuerdo - frío-
el cuello.
Cuando los poros,
ansiosos de amor,
exclaman al cielo una caricia más.
Me gusta, a veces,
cuando burlas mis barreras
y lento, tocas mis entrañas.
Porque sé,
que el día que me deje de gustar tu voz,
el silencio del amor me devorará.
Y también sé,
muy a mi pesar,
que dos vidas no serían suficientes
para curarme de ti.
Ni de ti,
ni de mi contigo,
ni de yo sin ti.
Ni de nosotros.
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