Ojalá no reír de desesperación...

Ojalá no reír de desesperación y una bala hecha a mi medida, taladrando cada resto de caricias.

Ojalá dos trenes que se encuentran, tercera puerta al paraíso. Bonito si lo piensas, ahora vívelo.

Solo nos faltó soñar. Una margarita que ya no me quiere y unos dedos que ya no buscan, cansados de no encontrar.

Era fácil intentarlo. Había tanto que ganar. 

Ironías de la vida: dos pieles que riman pero que jamás van a sonar. 

Esperanza de Domingo.

"Entonces cómo, cómo haré cada mañana

de dónde sacaré la fuerza y el olvido

para tomar distancia de esta orografía

de esta comarca en paz

de esta patria ganada

apenas y a penas

a tiempo y a dulzura

a ráfagas de amor."

M. Benedetti

No hay cosas imposibles, ni cosas a las que no podamos llegar. Hay pequeños y grandes pasos entre nosotros y las cosas que queremos conseguir, puedes tardar más y puedes tardar menos, con ayuda o sin ella, con la esperanza de que el esfuerzo merecerá la pena o sin él.

Puedes cambiar de sueño por el camino y aventurarte en la búsqueda de otro, nunca será más fácil que el anterior, por haber nacido humano tenemos esa picante curiosidad del qué podría haber sido, y como tal, no nos quedamos sin la respuesta sino que vamos en su búsqueda. A veces, las respuestas nos encuentran de golpe y nos dejan con mal sabor de boca, y otras, nos hacen ir en busca de más y más sueños, ésas son las respuestas que merecen la pena, las respuestas a sueños que traen muchos más sueños consigo. Así debería ser la vida, saltar de sueño en sueño, de respuesta en respuesta.

Puede que al principio no encuentres ninguna respuesta, o quizás ninguna pregunta, o ningún sueño. Mira bien, a veces las pequeñas cosas que te rodean son las que más preguntas acarrean. 

Vive. Sé feliz y no te des nunca por vencido.

Como un volver a nacer.

" Bien sabía él que la iba a echar de menos 

pero no hasta qué punto iba a sentirse deshabitado

 no ya como un veterano de la nostalgia 

sino como un aprendiz de la soledad "

 MARIO BENEDETTI 

 Ya se había ido mucho antes de que yo hiciera todo lo posible por que se quedara.

 No sé cuando sucedió, supongo que aquel día que el sol de la primavera le iluminó la parte izquierda de su cara, dejando ese lunar del labio levemente iluminado; quizás fue el día que salimos a pasear bajo la lluvia, no dejaba de saltar de charco en charco, pisando cualquier excusa que le hiciera quedarse conmigo un poco más.

 Yo sabía que se estaba yendo, lo notaba en la manera de pasar las páginas de su libro favorito, en esos bailes de cocina que ya nunca veía, en la falta de música en nuestra casa y, también, en su manera de cocinar, ya nunca jugaba a echarme sal en la comida a escondidas y por consiguiente, tampoco estallaba en mil carcajadas al intentar ocultármelo.

 Realmente supe que se había ido el día que me besó la frente, y en un susurro, dijo todo lo que había callado "te quise". Y se fue.

Tenía esa rara condición de transmitir felicidad.

"Tenía esa rara condición de transmitir la felicidad, de hacerla brotar a cada instante, así, gratuitamente, sin razón alguna, porque sí, porque venía con ella, con sus gestos, con su risa, con su amor por la gente, por los animales, por los atardeceres en el trópico y las para siempre infantiles e inexplicables ocupaciones y preocupaciones de los hombres. Cuando perdemos a alguien así, sabemos que una ración más de la escasa dicha que nos es concedida se ha ido para siempre."

Álvaro Mutis

Los grandes amores pueden estar en las relaciones más toxicas.

¿Existen los amores a medida? Todos oímos hablar de piezas de un puzzle que encajan a la perfección, del yin yang y la media naranja pero ¿es esto realmente así? ¿Realmente nos gusta el equilibrio? Pensamos que nuestro amor verdadero debe ser alguien que sea nuestra mitad para estar equilibrados en la balanza pero realmente nos enamoramos con locura de las personas que nos hacen caer una y otra vez, de las que nos quitan los sentidos y hacen que te tiemble la voz y las piernas cuando la tienes delante, de las que te enfadadas más veces de las que hacéis el amor.

Probablemente el amor de verdad no tenga que ser alguien con quien tengas estabilidad durante todo vuestro camino. Los grandes amores pueden estar en las relaciones más toxicas. Uno de esos tipos de relaciones que parece que estás en una montaña rusa, a veces tocas el cielo y otras veces parece que te vas a chocar contra el suelo y aún así estás dispuesta a seguir montándote. 

What true freedom is.

"I was in the winter of my life and the men that I met along the road were my only summer. At night, I fell asleep with visions of myself, dancing and laughing and crying with them. Three years down the line of being on an endless world tour and my memories of them were the only things that substained me and my only real happy times. I was a singer, not very popular one, who one had dreams of becoming a beautiful poet but upon an unfortunate series of events saw those dreams and divided like a millions stars in the night sky That I wished on over and over again parkling and broken but I didn't really mind because I knew that it takes getting everything you ever wanted and then losing it to know what true freedom is. When the people I used to know found out what I had been doing how I had been living, they asked me why. But there's no use in talking to people who have a home, they have no idea what it's like to seek safety in other people, for home to be wherever you lie your head. I was always an unusual girl, my mother told me I had a chameleon soul. No morall compass positioning due north, no fixed personality. Just an inner indecisiveness that was as wide and as wavering as the ocean. And if I said that I didn't plan for it to turn out this was, I'd be lying because I was born to be the other woman. I belong to no one who belonged to everyone, who had nothing, who wanted everything with a fire for every experience and an obsession for freedom that terrified me to the point I couldn't even talk about and pushed me to a nomatic point  of madness that both dazzled and dizzied me." 

Que jamás se me quiten las ganas de seguir escribiendo.

Que alguien se pare a entender que es esto lo que quiero. Quiero levantarme por las mañanas y que el sol me inspire el comienzo de un gran artículo que inspire al mundo a mejorar. Quiero ir corriendo y que la libertad me susurre una nueva forma de emocionar a la gente. Quiero temblar cada vez que estoy en la cama y se me ocurren millones de palabras que podrían formar un gran libro. Quiero que alguien se pare a entender que las letras me recorren las venas, que lo único que podría llegar a pedirle a la vida sería que jamás se me quiten las ganas de seguir escribiendo.