domingo, 12 de junio de 2011

Sin tetas no hay paraíso.

No siento dolor, tampoco rabia ni odio ni resentimiento, es curioso porque esos tres sentimientos me han acompañado desde que era un niño, engendrados por las palizas de mi padre y la indiferencia de mi madre. Borre de mi interior cualquier rastro de humanidad y me convertí en una fiera, perseguí con ansia el poder y recorrí de su mano un camino de muerte y sufrimiento.
Los hombres me temían, las mujeres se metían entre las sábanas de mi cama, poder, riqueza, fama, conseguí todo lo que había deseado y sin embargo, me sentía muerto, si, estaba muerto. Para darme cuenta bastó solo una mirada, una mirada que giró mi vida 180º, ella me miró de una forma diferente, vio que dentro de la fiera todavía existía un poquito de humanidad y ella me trajo de nuevo a la vida, me dio el cariño que siempre había necesitado, fue mi razón para sobrevivir para dejar todo atrás y querer empezar de nuevo, me arrepiento de muchas cosas, pero no cambiaria por nada del mundo un ultimo amanecer al lado de ella.
Si este es el precio que debo pagar por haberla amado, no hay nada en toda mi vida que me haya salido mas barato. No siento dolor, solo quiero quedarme así, para siempre, en los brazos de Catalina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario