Tienes prisa porque tus niños crezcan, y tan pronto crecen, quieres que sean niños de nuevo. Pierdes tu salud para hacer dinero y luego usas el dinero para recobrar la salud. Estás tan ansioso por el futuro, que olvidas el presente; vives la vida sin presente, como si nunca fueras a morir, y mueres como si nunca hubieses vivido.
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