jueves, 4 de abril de 2013

Las pequeñas cosas son las realmente importantes.

Hay millones de cosas en la vida que nos ponen los pelos de punta. El primer día de clase después de un verano sin ver a tus compañeros, un abrazo por la espalda, un discurso delante de personas que no conoces de nada, tu madre llamándote desde la otra punta de la casa, llegar tarde a clase, esperar una bronca por haber hecho algo realmente malo, los besos en el cuello, el reencuentro con alguien que llevabas tiempo sin ver, las lágrimas a altas horas de la madrugada, quitarse los tacones después de llevar toda una noche a 15 cm de altura, reír hasta sentir dolor de tripa, la espera de una noticia importante, las caricias...Nos pasamos la vida buscando sensaciones que nos pongan los pelos de punta, nos gusta la adrenalina, las emociones fuertes, nos pasamos la vida buscando algo que siempre ha estado ahí, no nos damos cuenta de que las cosas que realmente nos ponen los pelos de punta son las cosas del día a día, el enfrentarse a una persona con la que has tenido una discusión, un examen para el que no has estudiado, momentos de risas con alguien que no esperabas, perdernos en nuestros pensamientos, ver a la persona que te gusta...
Miles de cosas pasan a lo largo del día capaces de ponernos los pelos de punta, debemos ser capaces de disfrutarlas, las pequeñas cosas de la vida son las que nos ponen los pelos de punta, y también, las que realmente son importantes. 

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