miércoles, 10 de junio de 2015

Lo que queda de la primavera

Me pediste que calcase el botón.
Ese que paraba el tiempo y dejaba suspendida la vida,
y a ti y a mi.
Me guiabas en coordenadas de pulgar,
y pedías que me esforzase por llegar a él.
Que estaba ahí, más a la derecha.
No tanto.
Un poco más arriba.
 Justo ahí.

Y es desde entonces que ando suspendida a medio camino, entre la vida que creía tener y la vida que me prometí.

Y es desde entonces que ya no puedo dormir en tu lado de la cama.
Que hace tiempo que nadie le pone candado a mi corazón.
Que nadie busca el tacto de cada una de mis yemas para completar su puzzle.
Que nadie desordena mis sentimientos - los que quedan - y me pone la vida patas arriba.
Que nadie usa mi libertad para calmar todos sus fantasmas.

Y es que desde entonces, he perdido la cordura que tenía.
No tengo rumbo.
No distingo un amanecer o atardecer,
sin son las 2 o las 6,
gritos o grietas,
amor o ruinas,
principio o final,
tú o yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario