sábado, 24 de noviembre de 2012

Un salto desde la estratosfera


4 minutos y 19 segundos. Éste es el tiempo que ha invertido el bueno del austríaco Félix en saltar en caída libre desde la estratosfera. Déjame 4 minutos y 19 segundos de tu tiempo para contarte. Déjame que te cuente. Déjame un salto desde tu estratosfera. Déjame que te cuente, aunque termine aplastado en el suelo. Déjame que te cuente, ahora que se acaba de terminar la botella de vino, que no me gusta el tiramisú, ni la nieve, ni la gente que toca el claxon en el coche. Déjame que te cuente que yo no saltaré desde la estratosfera por ti, porque no sé ni dónde está, porque me pierdo en coche hasta para ir al aeropuerto, porque tengo vértigo cuando me subo a un altillo a por una maleta, porque las montañas rusas me dan pavor y la lanzadera ésa me parece un instrumento de tortura. Déjame que te cuente que no saltaré en paracaídas ni a punta de pistola pero que, cada vez que te hago reír, el vuelco al estómago es similar. Déjame que te cuente que el único viaje espacial que me interesa es el Fly me to the moon de Sinatra. Déjame que te cuente que qué coño pinto yo en la estratosfera a -70 grados centígrados si cuando baja la temperatura de 15ºC ya estoy planeando emigrar al Caribe y vivir de partir cocos a los turistas. Déjame que te cuente que no sé nada de astronautas, que me dormí viendo Armageddon, que mis únicas estrellas son las farolas que alumbran mi calle cuando vuelvo de copas y que me paso el día en las nubes sin necesidad de subir a 39.068 metros de altura con un globo aerostático. Déjame que te cuente que tu sonrisa sí que la debería patrocinar Red Bull porque eso sí que es algo extremo y no hacer puenting o piruetas con un avión. Déjame que te cuente que lo más parecido que he experimentado a una caída libre supersónica fue aquella vez que me resbalé en un paso de cebra nevado de la Quinta y casi me desnuco. Déjame que te cuente que yo también alcanzo los 1.173 kilómetros por hora para alcanzar el teléfono cuando me has escrito. Déjame que te cuente que me temo que no daré muchos pasos gigantes para la humanidad porque voy siempre con los cordones desatados. Déjame que te cuente que mientras me decías que ibas disfrazada de Natalie Portman en el Cisne Negro yo pensé que en el mundo empresarial un cisne negro es “un suceso improbable, repentino, inesperado, cuyas consecuencias son cruciales y todas las explicaciones que se puedan ofrecer a posteriori no tienen en cuenta el azar y sólo buscan encajar lo imprevisible en un modelo perfecto“. Como el éxito de Youtube . Como la irrupción de Facebook. Como tú. Déjame que te cuente que no te puedo llevar en un viaje espacial pero sí te puedo invitar a tomar el mejor café de Madrid. Déjame que te cuente que sí, que segundas partes nunca fueron buenas, pero Terminator 2 es una obra maestra. Déjame que te cuente que el único espacio que conozco es el que dejas cuando te vas. Déjame que te cuente que basta con un tercer martini para ponerme en órbita. Déjame que te cuente mi penúltima tontería mientras tú te muerdes el labio inferior pensando “es que no puedes ser más tonto” Déjame que te cuente que no llegaré a la Luna pero sí te puedo conseguir un helado de Gin Tonic. Déjame que te cuente que admiro al bueno de Félix porque no se echó para atrás en el momento decisivo. Déjame que te cuente de qué va “Man on Wire“, mi documental favorito, y lo mucho que me ha recordado algunos momentos al loco austríaco éste. Déjame que te cuente que lo único que se me sube a la cabeza son los gin tonics de más. Déjame que te cuente que a mí también me gusta Audrey Hepburn, “ya sabes, una mujer en cuyo cuerpo el único peralte no es el pecho sino la repostería de una onda en el pelo” y que yo, muy a mi pesar, no soy Ernst Hemingway porque a mis manos les sobra mundo pero les falta obra. Déjame que te cuente que ya invitaré a Alvite a un Bloody Mary en el Savoy por el uso con nocturnidad y alevosía de esta frase. Déjame que te cuente que se me acaba el tiempo. Déjame que te cuente que tengo que aterrizar y no sé cómo coño se abre el paracaídas.
Déjame que te cuente lo que dura un salto desde la estratosfera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario