jueves, 10 de enero de 2013

Negar lo evidente.

Solo vemos lo que queremos ver y creemos en lo que queremos creer, y funciona. Nos mentimos a nosotros mismos hasta tal punto que, al cabo del tiempo, nos empezamos a creer nuestra propia mentira. Negamos hasta tal punto que no reconocemos la verdad que está frente a nuestras narices. A veces la realidad tiene a bien asomarse y morderte el culo. Y cuando la presa revienta, solo te queda nadar. El mundo de la mentira es una jaula, no una burbuja donde aislarnos. Solo nos podremos engañar a nosotros mismos hasta un punto. Estamos cansados, tenemos miedo, negarlo no cambia la realidad. Antes o después tendremos que dejar a un lado nuestra negación y enfrentarnos al mundo real. Tirar para adelante. La negación no es solo un río egipcio, es todo un océano, así que ¿cómo consigues no ahogarte en él?

No hay comentarios:

Publicar un comentario