miércoles, 2 de enero de 2013

Tiempo perdido.

Hace unos años, Benjamin Franklin compartió con el mundo el secreto de su éxito: nunca dejes para mañana, dijo, lo que puedas hacer hoy. Este es el hombre que descubrió la electricidad, deberíamos hacerle más caso. No sé porque dejamos las cosas para más tarde, pero si tuviera que adivinarlo, diría que tiene mucho que ver con el miedo, miedo al fracaso, miedo al dolor, miedo al rechazo, muchas veces el miedo es solo a tomar una decisión, porque ¿Y si te equivocas? ¿Y si cometes un error que no puedes deshacer? El pájaro madrugador es el que coge la lombriz. Aquel que duda está perdido no podemos pretender que nadie nos avisó, todos hemos oído los proverbios, hemos oído a los filósofos, a nuestros abuelos avisándonos del tiempo perdido, hemos oído a los malditos poetas obligándonos a vivir el momento... pero, en ocasiones, tenemos que verlo por nuestra cuenta, tenemos que cometer nuestros propios errores, tenemos que aprender nuestras propias lecciones. Tenemos que deslizar nuestra posibilidad de hoy bajo la alfombra de mañana hasta que ya no podamos más, hasta que, finalmente entendamos, por nosotros mismos, lo que quería decir Benjamin Franklin, ese saber es mejor que cualquier imaginar, ese despertar es mejor que el dormir...y eso, aunque sea tu mayor error, lo peor que has podido hacer, es muchísimo mejor que no intentarlo nunca.

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